viernes, 8 de agosto de 2008

Paquete Didáctico de Temas Selectos de Filosofía I

PAQUETE DIDÁCTICO DE TEMAS SELECTOS DE FILOSOFÍA I.

ELABORADO POR:

Mariana Hernández Urías (maheur@hotmail.com)
Regina De Con Cossío (rgnaa@yahoo.com.mx)

Temas Selectos de Filosofía I
Primer Semestre: “problemas del conocimiento”

Índice:

Teoría del conocimiento o epistemología

1.1 Especificidad de la teoría del conocimiento y la filosofía de la ciencia
1.2 Racionalidad: “Saber, creer, conocer”
1.3 Formas intelectivas para la comprensión de la realidad
1.4 Teorías de la Verdad

Gestación y desarrollo de las ciencias empírico- analíticas en la modernidad

2.1 El conocimiento en las ciencias: El problema del método
2.2 Problemas en el descubrimiento de nuevos conocimientos y su justificación
2.3 Construcción y reconstrucción de teorías
2.4 Los paradigmas en la ciencias
2.5 Repercusiones del avance científico y tecnológico

Continuidad y ruptura de los paradigmas en el ámbito de las ciencias sociales

3.1 El problema epistemológico en las ciencias sociales
3.2 Autonomía de las ciencias sociales
3.3 La pretensión positivista de una ciencia privada de presupuestos
3.4 Búsqueda de nuevos fundamentos del pensar/conocer
3.5 Vinculación entre la ciencia y la filosofía


UNIDAD I: TEORÍA DEL CONOCIMIENTO




Objetivos generales de la unidad:

Al final de esta unidad, el alumno será capaz de distinguir a la teoría del conocimiento como una de las áreas de la filosofía. Podrá, también, comprender que la racionalidad humana constituye uno de los objetos de estudio de la filosofía y será capaz de ubicar el lugar que la racionalidad juega dentro de los campos de la teoría del conocimiento y la filosofía de la ciencia.
El alumno será capaz de distinguir diversas formas de conocimiento y entenderá las formas de justificación que permiten que hablemos del conocimiento. Para ello, discernirá entre ritos, prácticas cotidianas y mítico- religiosas que le permitirán comprender la distinción entre creer, conocer y saber.
El alumno entenderá la importancia de conceptualizar la racionalidad desde una perspectiva histórico social logrando comprender los vínculos entre esta forma de producción del conocimiento y el discurso científico.
El alumno comprenderá las relaciones entre la filosofía y la ciencia en torno al problema de la verdad.









1.1 Especificidad de la teoría del conocimiento

Objetivo particular: Que el alumno distinga a la teoría del conocimiento como una disciplina de la filosofía.

¿Qué es la teoría del conocimiento?

El problema del conocimiento y de generar una teoría es una preocupación de los pensadores de la modernidad. A pesar de que desde la antigüedad ya desde Aristóteles y Platón la pregunta estaba latente no es hasta la modernidad cuando cobra autonomía dentro de las disciplinas de la filosofía. Mientras que los filósofos de la antigüedad planteaban la pregunta ¿qué es el ser?, la modernidad se cuestiona ¿cómo conoce el ser?, para la modernidad la pregunta por el conocimiento se encuentra en el centro de toda filosofía y le da un lugar a la mente distinto de la psicología.. Como fundador se ha considerado el Ensayo sobre el entendimiento humano de 1690, escrito por John Locke, más tarde aparece Nuevos ensayos sobre el entendimiento humano de Leibniz. En 1710 aparece el Tratado de los principios del conocimiento humano de George Berkeley y en 1739 aparece la obra maestra de David Hume Tratado de la naturaleza humana. Sin embargo, en sentido estricto, se habla de una teoría del conocimiento como disciplina hasta que aparece Immanuel Kant y su obra Crítica de la Razón Pura.
El conocimiento será la herramienta principal para conocer los objetos y a los otros.
La teoría del conocimiento se divide en dos aspectos: la metodología, que es la rama práctica y que muestra cómo el conocimiento se dirige a fines específicos y para ello se sirve de ciertos medios y; el conocimiento teórico, que corresponde a la parte de la teoría que se encarga de señalar los datos, los hechos sin considerar los fines. A esta vertiente se la ha denominado la epistemología y tiene el objetivo de crear ciertas reglas de conocimiento.

La teoría del conocimiento como distinta de la filosofía de la ciencia
Hacia el siglo XX, la filosofía decidió que el conocimiento verdadero era el conocimiento científico. Es por eso, por lo que se confunde la teoría del conocimiento con la filosofía de la ciencia. Sin embargo, la filosofía de la ciencia trata de explicar el conocimiento obtenido a partir de principios científicos y el funcionamiento de estos principios. La diferencia radical que existe entre la teoría del conocimiento y la filosofía de la ciencia estriba en que la teoría del conocimiento analiza un tipo de conocimiento que podríamos designar como cotidiano así como los principios que nos permiten conocer cualquier tipo de conocimiento y no exclusivamente los principios de la ciencia.


1.2 Racionalidad: “Saber, creeer, conocer”



1.3 Formas intelectivas de la aprensión de la realidad

Objetivo particular: Que el alumno se aproxime a un catálogo general sobre las corrientes dominantes de la modernidad para comprender la realidad.

Dogmatismo

El dogmatismo es una corriente que no plantea el problema del conocimiento porque confía totalmente en la razón. Para el dogmatismo no existe necesidad de plantear una duda. Dogma significa “doctrina fijada”. La historia de la filosofía ha distinguido entre tres tipos de dogmatismo: teórico, ético y religioso.
Para el dogmatismo la realidad está construida por objetos de la percepción y objetos del pensamiento que se nos otorgan de la misma manera por una vía directa. El sujeto es irrelevante porque para el dogmatismo no se necesita una postura crítica frente al conocimiento; únicamente cree que los principios deben ser conocidos “como son” por la vía de la razón.
El dogmático considera al objeto independientemente del sujeto sin fijarse en el papel que este último ejerce pues supone que puede conocer al objeto verdaderamente.
En el sentido de la filosofía, el dogmatismo, hace referencia a las opiniones sobre los principios de un sistema.

Escepticismo

El escepticismo es la corriente que pone en duda la posibilidad del conocimiento. Centra en su postura a la duda. Cree que el conocimiento está afectado por el contexto y por los órganos perceptivos del sujeto. Cree que no hay ninguna verdad.

Subjetivismo y Relativismo

Muestran que sí existe una verdad pero que ésta está limitada. No hay nada universalmente válido.
El subjetivismo limita la validez de la verdad al sujeto que conoce
El relativismo limita la verdad a factores externos como la cultura y la situación histórica.

Pragmatismo

Es una versión positiva del escepticismo porque a pesar de que niega la posibilidad de una verdad absoluta, remplaza el sentido de lo verdadero por lo que puede ser considerado como útil. Vemos como se sustituye la concepción del hombre como ser teórico por una del ser del hombre como ser de acción.

Además de estas posturas que podemos considerar como “generales”, existen tres teorías filosóficas dominantes en el ámbito del conocimiento que son:

Racionalismo

Considera que el fundamento de la realidad está en el ámbito de la razón y en los contenidos de las ideas. Para ellos, lo verdadero corresponde a lo lógicamente necesario y por tanto a lo universalmente válido.

Empirismo

Es la teoría según la cual la fuente del conocimiento lo constituye la experiencia (incluso nuestros conceptos más abstractos vienen de ahí, por ejemplo, el alma o los números). Consideran a la experiencia externa denominada sensación como el orden primario del conocimiento aunque facultades representativas como la memoria o la imaginación se desprenden de ese mismo orden primario.
Para el empirismo todos nuestros conceptos pueden reducirse al final a algo dado por la intuición. Todo el conocimiento debe ser una consecuencia de las sensaciones y los sentidos.

Immanuel Kant (1724-1804).

Kant es el primer autor cuya pretensión no es sólo la justificación de la realidad sino del conocimiento mismo. Kant abandona la pregunta metafísica ¿qué es el ser? Y la sustituye por ¿qué podemos conocer? Y ¿cómo conocemos?. Kant representa una síntesis entre el empirismo y el racionalismo. Del empirismo toma a las sensaciones que Kant denomina como la facultad de la sensibilidad que es pasiva y recibe sensaciones por medio de dos formas puras que están en el sujeto: el espacio y el tiempo.
De los racionalistas, Kant toma al entendimiento que es una facultad activa que convierte las sensaciones recibidas en juicios es decir en conocimiento.
Ya que para Kant los juicios son las unidades mínimas del conocimiento, desprende por la forma de relación entre el sujeto y el predicado, las categorías y los principios.
Las categorías nos ofrecen la regla para identificar el objeto del que se habla y los principios nos dan la aplicación de la categoría y gracias a ellos son posibles los juicios.

CATEGORÍAS PRINCIPIO
Cantidad Axioma de la intuición
Cualidad Anticipación de la percepción
Relación Analogías de la experiencia
Modalidad Postulados del pensamiento empírico

Kant establece una distinción entre el noumeno y el fenómeno, en donde el primero corresponde a la manera en que la realidad es en sí, pero que no podemos ni conocer ni intuir, es decir, es la manera en que la realidad es sin un ojo humano. Mientras que la realidad fenoménica es la que podemos aprehender tras haber pasado por la sensibilidad (espacio y tiempo)

Idealismo

Corriente característica del pensamiento alemán del siglo XVIII y XIX, que surge de un discípulo de Kant, Fichte y que encuentra su auge en el pensamiento de Hegel. El idealismo sostiene que nuestro conocimiento está limitado al sujeto. Desecha la posibilidad de una cosa en sí. Mientras que Kant sigue pensando en una realidad de la que no podemos hablar, el idealismo plantea que si de esa realidad no podemos hablar, entonces debemos deshacernos de ella y postula que la realidad y el mundo en el que nos movemos no son otra cosa que las ideas que tenemos de esa realidad. Para el idealismo el mundo debe ser comprendido desde el ámbito de la idea, del espíritu y de la razón.
Toma del racionalismo la idea de que dado que todo “lo racional es real y todo lo real es racional”, entonces el mundo construido responde a cierto orden, por ejemplo, la dialéctica hegeliana.


1.4 Teorías de la verdad

Objetivo particular: Distinguir los paradigmas principales que han caracterizado a los problemas del conocimiento.

A finales del siglo XIX y durante el siglo XX el problema del conocimiento está ligado a un problema sobre el lenguaje. Podemos trazar tres paradigmas: el ontológico (metafísica), el mentalista (consciencia) y el del lenguaje que se explica en el cuadro a continuación:

Metafísica (Paradigma ontológico)
El lenguaje tiene un carácter instrumental, es un medio de referirse al ser. En sí mismo es un objeto de saber entre muchos otros como el arte o la naturaleza. Lo fundamental es el Ser.


Filosofía de la consciencia
(Paradigma mentalista)
Filosofía del lenguaje
(Paradigma del lenguaje)
El lenguaje desempeña una función mediadora para representar los estados de la consciencia. Lo original son los estados mentales.

El significado está afuera del lenguaje, a partir de una consciencia trascendental.


La razón se confiere poder a sí misma y aspira a ser fundamento de todo. La razón es ahistórica.

El lenguaje depende de la razón.


Hay una constitución unitaria del mundo a partir de una razón supraindividual y realizada en todos los seres humanos.



Un sujeto trascendental impone la perspectiva fundadora de unidad a través de un proceso de conocimiento que construye una representación objetiva del mundo.

Todo lo que conocemos, el objeto real, es fenómeno y por tanto una representación de la cosa en sí.

Kant pregunta por las condiciones de posibilidad y validez del conocimiento científico.







Para Kant hay una unidad objetiva de las representaciones en una autoconciencia.




Lo real se divide en noúmenos y fenómenos. Hay un conocimiento determinado.

Hay una pretensión de objetividad y de verdad para el conocimiento.



El conocimiento es trascendental y ahistórico, no depende de los individuos, ni de las sociedades, ni de las culturas. La consciencia trascendental nunca es un yo particular.

La consciencia aprehende en el interior de sí un conocimiento a priori.


Hay una identidad original y previa al lenguaje. La subjetividad es el espacio interior de las representaciones.

La consciencia se subordina al terreno del lenguaje. La realidad tiene su fundamento en el lenguaje. El hombre y el mundo se comprenden a partir del lenguaje.

El significado se concibe como la institucionalización de la comunicación humana.

El lenguaje apunta al carácter histórico y relativo de la subjetividad y es constitutivo de la percepción.

Sin lenguaje el ser humano carece de razón.

El mundo es una pluralidad de mundos lingüísticos. El lenguaje es la condición de posibilidad de la experiencia y una función constitutiva de nuestra concepción del mundo.

El mundo se construye a partir de la intersubjetividad, a través de un proceso de comunicación lingüística que tiende a unificar lo plural de las distintas perspectivas del mundo.

“La realidad es únicamente objeto de la opinión final a la que conduciría una investigación suficiente” (Pierce)

La pregunta se transforma por las condiciones de posibilidad de un acuerdo intersubjetivo acerca del sentido y el valor de las teorías. Los rendimientos de la consciencia trascendental se transforman en los rendimientos de un proceso de interpretación y de crítica, que puede ser infinito, llevado a cabo por una comunidad lingüística.

La validez es intersubjetiva. La consciencia trascendental se sustituye por una comunidad de intérpretes.



Lo cognoscible es indefinido y queda remitido a un proceso progresivo de conocimiento.

El conocimiento es falible




Pensar en el yo, en la consciencia de sí, no puede desvincularse de la pertenencia a una sociedad. Hay un tejido de relaciones personales lingüísticamente mediadas.


Los sentidos lingüísticos nunca están dados de antemano.


La subjetividad se construye en una comunidad. Yo soy accesible a mí mismo en la medida en que me conozco con los otros, en una intersubjetividad.



Una teoría de la verdad debe siempre contar con:
a) Una definición de qué es la verdad.
b) Un criterio, es decir, un filtro o proceso por medio del cual puedo explicar cómo sé que determinada afirmación es verdadera.

Teoría correspondentista.
Teoría que sostiene que la verdad radica en la correspondencia entre la realidad y el enunciado, es decir, lo dicho en la oración corresponde al objeto del que se habla. Se habla de un espejeo entre realidad, pensamiento y lenguaje.
El positivismo lógico puede resultar un buen ejemplo de esta teoría, pues sostiene que podemos saber que una oración empírica es verdadera al reducirla a sus condiciones de verificabilidad, o sea, a la existencia de ciertos datos sensibles por medio de los cuales se puede confirmar lo dicho en el enunciado.

Teoría coherentista.
Teoría que sostiene que una teoría puede ser verdadera siempre y cuando, las afirmaciones que la componen no se contradigan entre sí, esto es, que la totalidad de la teoría respete una estructura lógica.

Teoría deflacionista.
Teoría bastante reciente que sostiene que “la verdad” no es algo importante, por ejemplo, saber que la tierra es redonda no cambia nada a diferencia de los tiempos en que se pensaba que la tierra era plana, ambas aserciones fueron verdaderas en su tiempo y otorgarles este valor de verdad no afecta nada.

Teorías del significado y teorías de la verdad.
La relación entre estos dos conceptos puede resultar bastante estrecha, han existido filósofos como Tarski o Donald Davidson que han tratado de especificar esta relación por medio de teorías que las entretejen.
Tarski creó una teoría de la verdad para lenguajes formales; según él la verdad de una oración puede ser encontrada por medio de dos pasos: primero, dar las condiciones de verdad, es decir, explicar qué sería necesario para decir que cierta oración es verdadera (aquí, se supone que deberíamos encontrar el significado de la oración) y, segundo, exhibir la estructura formal o lógica de la oración, para ver si no hay contradicciones.












Actividades:

Imagina que estás en tu cuarto viendo la tele y aparece un genio maligno que te dice que todo lo que estás viendo es falso. Justifica cómo le explicarías que la realidad existe o, en su defecto da los posibles argumentos a favor del genio maligno. Para responderlo debes tomar una postura de las mencionadas en los accesos a la realidad. OJO: RECUERDA QUE EL ENSAYO NO DEBE EXTENDER LAS SIETE CUARTILLAS Y DEBE CONTENER UNA INTRODUCCIÓN EN LA EXPLIQUES EL PROBLEMA QUE QUIERES RESOLVER Y LA POSTURA QUE TOMARÁS PARA SOLUCIONARLO; UN DESARROLLO EN EL QUE PRESENTES LOS ARGUMENTOS Y EXPLIQUES LA MANERA COMO CREES QUE QUE EL PROBLEMA SE RESULEVE Y DEBERÁS EXPLICAR LOS PUNTOS PRINCIPALES DE LA DOCTRINA QUE ESCOGISTE PARA REFUTAR AL GENIO MALIGNO. UNA CONCLUSIÓN EN LA QUE PRESENTES LOS RESULTADOS. DEBERÁS SER CAPAZ DE DECIR SI TU RESPUESTA FUE SUFICIENTE PARA EL GENIO MALIGNO O SI, POR EL CONTRARIO ÉSTE TE CONVENCIÓ. AL FINAL DEBERÁS INCLUIR TRES OBRAS QUE HAYAS UTILIZADO COMO BIBLIOGRAFÍA.
Dividan el grupo en dos equipos. El primer equipo representará a la filosofía y el segundo a la teoría del conocimiento. Deberán discutir sobre si ambos comparten el mismo objeto de estudio o no.
Elabora un cuadro sinóptico con las distintas teorías de la verdad, elije una y en media cuartilla defiende las razones por las cuales la teoría te convence.

Responde el siguiente cuestionario:

¿Cuál es el objeto de la teoría del conocimiento?
¿Qué defiende un subjetivista?
¿Cuál es la realidad para el escéptico?
¿Kant cree que hay una realidad cognoscible? Si, no, por qué
¿El empirismo es una teoría cuyos postulados son compatibles con el idealismo? Si, no, por qué
¿La verdad de un enunciado se reduce a la correspondencia del objeto del que hablan? Si, no, por qué






























UNIDAD II: GESTACIÓN Y DESARROLLO DE LAS CIENCIAS EMPÍRICO- ANALÍTICAS EN LA MODERNIDAD




Objetivos generales de la unidad:

Al finalizar esta unidad, el alumno conocerá la teoría cartesiana sobre el método del conocimiento y comprenderá la relevancia de éste último.
El alumno será capaz de dar una explicación sobre el tipo de fundamentación que ofrece la ciencia, asimismo podrá tomar una actitud crítica frente a ésta.
El alumno tendrá distintas perspectivas filosóficas sobre la forma en que se construyen y cambian las teorías científicas. Así, el alumno conocerá el desarrollo y funcionamiento básico de la ciencia, especialmente el postulado por el físico y filósofo Thomas S. Kuhn.
El alumno será capaz de reflexionar sobre las consecuencias de la ciencia y la tecnología sobre la vida diaria y sobre la sociedad actual.


















2.1 El conocimiento en las ciencias: el problema del método.

René Descartes y el Discurso del método

La preocupación por el método es una problema del que se ocupan principalmente los pensadores del siglo XVII quienes buscan por un lado una manera de tener un conocimiento verdadero y quienes por otro lado, buscan tener una serie de técnicas “seguras” que les garanticen la objetividad del conocimiento. Uno de los textos que ha logrado más influencia ha sido el Discurso del método, publicado por primera vez hacia el año de 1637 en Holanda y que combina en su forma narrativa una estructura biográfica a la par de las reflexiones filosóficas de Descartes. El método busca combatir tanto a la escolástica y la manera deductiva de demostrar el conocimiento como al pensamiento aristotélico basado en una forma de demostración silogística.
Para Descartes el método es una guía segura para acceder a la razón y está íntimamente ligado a una visión cientificista del mundo. La ciencia es lo que nos ofrece un conocimiento verdadero del mundo y de manera particular el conocimiento que ofrecen las matemáticas. Para Descartes, los objetos que constituyen a la ciencia son ideas claras y distintas y el camino para acceder a las ideas claras y distintas es precisamente el método; una idea clara y distinta es una cuya contenido está presente en el entendimiento y es distinta en la medida que permite ver sólo lo que le es propio a una idea específica.

El fin del método es la obtención de una certeza última (o primera) que pueda ser la base de todas las ciencias y que permita la obtención de un conocimiento gradual.

Descartes parte de la idea de que todo conocimiento tiene su fundamento en la razón en oposición a la sensibilidad. Para Descartes la forma de acceder al conocimiento es por medio de la duda la cuál interroga los engaños que puedan surgir de los sentidos. A pesar de que Descartes expone un método, como apunta en la primera sección, no está pretendiendo establecer.

El Discurso del método, por su extensión está dividido en seis partes. En la primera ofrece algunas consideraciones sobre las ciencias; en la segunda, expone las reglas del método; en la tercera expone las consecuencias morales de las reglas; en la cuarta expone las pruebas de la existencia de Dios y del alma. En la quinta expone problemas de corte más pragmático pues hace consideraciones sobre la diferencia del alma entre el hombre y el animal. Por último, en la sexta expone las razones de Descartes para hablar acerca del método y cuáles son las vías por las que podrían hacerse estudios más extensos sobre la naturaleza.


2.2 Problemas en el descubrimiento de nuevos conocimientos y su justificación

Objetivo particular: Que el alumno tenga una mirada crítica hacia el estatuto de la ciencia y al tipo de justificaciones que utiliza.

La idea de ciencia.

Se piensa, generalmente, que la ciencia tiene un estatuto de autoridad con el que ninguna otra disciplina puede competir; éste se debe a que “desoculta, explica y resuelve todos los misterios de la naturaleza” poniendo este conocimiento al servicio del ser humano.
La ciencia es pensada como un proceso lineal y acumulativo de verdades, con unos cuantos tropezones, claro está, pero donde siempre triunfa la verdad: la ciencia prácticamente nunca se equivoca y, si llegara a suceder esto, detectaría su error antes de que hubiera grandes consecuencias.
La ciencia, a pesar de ser hecha por hombres, no es tocada por la cultura, no es ensuciada por creencias, dogmas o convenciones humanas; consiste únicamente, en un trato directo con la naturaleza que se codifica para el entendimiento de la comunidad científica y más tarde para el común, además de, ella, tocar a la cultura por medio de la tecnología.
Los científicos sólo buscan la mejor explicación de la naturaleza y, si hay diferencias entre dichas explicaciones, esto se debe a que la naturaleza es oscura, pero los tiempos cambian y nuestra posibilidad de conocer aumenta, por tanto, las explicaciones variarán pero moviéndose hacia su perfeccionamiento.

Las características discursivas de la ciencia.

Todo discurso está enmarcado por relaciones de poder, quién habla, desde donde y hacia donde -entre otros detalles que manifiestan quién es el dueño del discurso y cómo se controla el contenido- son datos que muchas veces, develan esas relaciones y no, como creemos en numerosas ocasiones, el mismo contenido del discurso.
Esto es, si un chamán presenta una serie de argumentos acerca de la biología, no tendrá el mismo resultado con su audiencia que un médico que presenta los mismo argumentos y, esto, obviamente, no es el resultado del contenido del discurso, de los argumentos en sí mismos, ni la referencia de éstos, ya que no hay nada fuera del discurso, no hay nada en el mundo que por sí, avale o muestre la prioridad de uno sobre otro. El bagaje con el que cuenta el receptor del discurso, altera la percepción del mismo, en este caso, el chamán no es una figura tan respetable como el médico (al menos no para un auditorio medianamente educado).
La ciencia, como todo discurso desarrollado, está respaldado por un institución y una buena cantidad de creyentes que se someten a sus reglas justamente porque confían y están convencidos del poder y el prestigio de la institución. Una de las reglas básicas de la institución científica parece ser justamente, el supuesto estatuto natural que posee.

A pesar de todo esto, habría que preguntarnos si la “simple” codificación que mencionábamos antes no nos separa ya de la naturaleza, de esa “cosa en sí” que la ciencia se jacta en conocer, yendo más allá, preguntémonos si la figura de poder del científico, el manejo de términos como “verdad”, “necesidad”, “efecto”, “significativo”, entre otros muchos, la traducción que se efectúa entre niveles de públicos, los temas elegidos de discusión y, otras características de la ciencia, no la vuelve un discurso perfectamente armado, perfectamente humano, que ya no tiene nada que ver con la naturaleza.
En cuanto elevamos un cúmulo de afirmaciones al estado de un discurso verdadero y, por tanto confiable, hemos convertido (si es que alguna vez los hubo) cualquier vestigio de naturaleza en cultura; no importa si reducimos todas las proposiciones de la ciencia a datos empíricos, tenemos que enunciar dicha reducción y, sin ir más allá, lo que nos llevó al intento de probar el contacto de la ciencia con la naturaleza, fueron razones culturales.
El lenguaje nos hace humanos, mortales, racionales, sexuales, emocionales, morales y, cualquier otra calificación que le queramos adjudicar a lo que llamamos “hombre”; el lenguaje es lo único que tenemos y la cultura es lenguaje. No hacemos más que interpretar aquello que “nos llega”, dar sentido... Ya se había dicho: “No existen hechos, sólo interpretaciones” (Friedrich Nietzsche).

Ejemplos de la carga cultural.

Hasta ahora hemos sostenido que no existe nada que pueda ser tocado por el lenguaje y sea natural al mismo tiempo; planteemos ahora dos casos como ejemplos de la condición cultural de la ciencia. Comencemos por la genética, esta nueva ciencia que ha puesto a más de uno en conflictos morales por la naturaleza de sus “avances”, que nos muestran sin pudor alguno, lo peligroso que puede llegar a ser el conocimiento. Pero en este caso, no evaluaremos las consecuencias (casi siempre éticas) que tiene esta disciplina, no analizaremos cómo la ciencia toca a la cultura, sino el punto que se está defendiendo: cómo esta ciencia, no es más que cultura.
Primero, la genética intenta descifrar al ser humano decodificando datos que ya están en él naturalmente y, segundo, intenta usar este conocimiento para “mejorarlo” (por lo visto la naturaleza es modificable), con esto último, queda claro que no habría de sorprendernos que la genética cause tanto revuelo moral al ver que utiliza estas categorías.
Veamos ahora ¿mejorar al hombre no es una idea tradicional cuasirreligiosa? El que la genética haya elegido un problema así nos refiere a cualquier cosa menos a naturaleza: esta ciencia sigue el convenio sobre lo que es una enfermedad, asume una lista -cada vez más amplia- de padecimientos y pretende curarlos antes de que se manifiesten; todo, por un ideal de perfección, que devino en “sanidad” .
Atendamos el segundo ejemplo: la discusión entre la teoría del “diseño inteligente” y, el “evolucionismo”, este caso es aún más evidente ya que, lo que se contrapone son dos puntos de vista teóricos que parecen haber estado luchando desde siempre (Dios/ azar; determinación/ libertad; razón suficiente/ casualidad; analítico/ sintético...).
A pesar de la aparente simplicidad de este modelo, lo que cabe remarcar, es que las posturas sostenidas son exclusivamente teóricas, incomprobables (“hasta ahora”, les gusta pensar a algunos) y, sin embargo se sostienen como grandes “hipótesis plausibles”. Lo que nos muestra esta discusión, es que, al menos una gran parte de la ciencia, surge de creencias -que más tarde se pueden volver convenciones y, después serán “probadas”-, de interpretaciones que hacemos y, que, justamente por no ser naturaleza pueden entrar en conflicto.

Es cierto que la ciencia tiene un estatuto distinto al que tiene la astrología, por ejemplo, pero si esto es así, no se debe a que sus fundamentos estén en la naturaleza, sino a que su discurso está mejor fundamentado, está avalado por la mayoría de las personas -aunque no sea planteado necesariamente en estos términos- como “la mejor interpretación del mundo de la que disponemos”.


2.3 Construcción y reconstrucción de teorías

Contexto de las ciencias hacia el siglo XX

Hacia el siglo XX por desarrollo cinético se entiende o se habla específicamente de física.
Dos acontecimientos marcan el nuevo dirigirse de la ciencia.
Primero, surgimiento de la Relatividad
Segundo, surgimiento de la Cuántica
Lo que hacen es un replanteamiento de los principios newtonianos
Tercero, en el campo de las matemáticas surgen las geometrías no euclidianas
Al inicio del XX la filosofía se ve afectada por dos corrientes principalmente
Primero, la propuesta fenomenológica de Edmund Husserl
Segundo, el desarrollo de la Analítica. Tradicionalmente se dice que éstos son los que mayor gusto por las ciencias presentan.
Los franceses se interesan también pero ubican a la historia como factor determinante, sus reflexiones se apegan mucho más a ella marcando una diferencia esencial con las corrientes anglosajonas que tienen su punto de partida en La Metodología.
En el cambio histórico se ubica como iniciador a Alexander Koyré, ruso desarrollado en Francia que hacia 1930 escribe los Estudios Galileanos en donde expone que los experimentos galileanos en el plano inclinado son puramente mentales. Koyré afirma que las entidades no son reconocidas como tales hasta que no se les descubre. Su discusión va un poco más en sentido ontológico. Más adelante Latour abre la pregunta ¿sabemos más que antes? Su respuesta es creer que sólo diferente pero no más. El preferente directo de Latour es Gilles Deleuze. Dentro de esta tradición de cambios científicos y en un momento en que la filosofía se está profesionalizando se inserta Gaston Bachelard.

Bachelard es considerado por muchos como un esteta más que un epistemólogo.

I. LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA FRANCESA

La filosofía de la ciencia francesa no hace consideraciones prácticas sino conceptuales; toman en cuenta los aportes históricos como el aporte del movimiento y del cambio.
Para los franceses, los conceptos cambian y evolucionan en oposición a los filósofos anglosajones para quienes los conceptos son inmutables. La filosofía de la ciencia francesa considera que una explicación puede ser descriptiva. Para ellos, la explicación de la naturaleza se basa en hechos construidos. Los objetos del conocimiento son así mismo construidos y la noción de la construcción está acompañada de una noción de interpretación y entre estos dos movimientos (construcción- interpretación) es como se van generando las teorías.
Gaston Bachelard
Primero, Rompimiento Epistemológico.
La ciencia avanza a base de rompimientos, es decir, rechazos. Con lo primero que rompe la ciencia es con el sentido común. Para Bachelard es imposible generar conocimiento científico con el sentido común. La empírica directa no es objeto de la ciencia. El hecho científico es sólo construido y no tiene relación con dicho sentido común. Mucha de la percepción es social. Por ejemplo, los esquimales perciben muchas más tonalidades de blanco que a nosotros se nos escapan. La filosofía aristotélica del sentido común es una teoría de identidad que te permite sobrevivir; la ciencia cuántica rompe con todas las teorías, los hechos científicos no te permiten sobrevivir. Para Bachelard, Aristóteles responde a su momento pero no es viable aplicar esa misma filosofía a un mundo cuántico y ve eso como un problema de la filosofía: tratar de aplicar la misma teoría a contextos diferentes. Al rechazar el hecho de sentido común hay que darle una nueva perspectiva para general avance. Lo que se construyen son conceptos, resultado de darle una nueva forma al sentido común. Por conceptos no se entiende palabra. Esto va a posibilitar la generación de nuevos elementos a saber, la curvatura del espacio propuesta por Einstein.
Segundo, Obstáculos Epistemológicos.
Primero, el sentido común. Aceptando que los hechos son construidos no queda claro que tantos elementos tomamos de este sentido.
Segundo, el de la preservación. Asociado con el rompimiento de las ideas anteriores que tratan de imponerse pero que en el contexto ya no tienen cabida. La filosofía es la única que se mantiene en la preservación de ideas anteriores; no logra el rompimiento epistemológico.
Física popular (Folk physics) es la que una gente que no ha estudiado tiene; en este sentido la que prevalece es la aristotélica basada en el sentido común.
Bachelard quiere decir como una idea científica nueva debe romperse para dar lugar al avance. Si lo preservas tú mismo creas obstáculos. Los rompimientos tienden a ser violentos (por ejemplo, afirmar ahora que existe vida en otros planetas). La realidad es distinta a un hecho científico. La primera es asociada al sentido común. Mientras que un hecho científico es una construcción, una abstracción del mundo. Hecho es igual a construcción “Los historiadores ven la Idea como hecho...” para Bachelard hay una marcada importancia del elemento histórico en la epistemología.
Logrados estos dos obstáculos se genera el rompimiento que se ve impedido por los obstáculos estos son todo aquello que bloquee la investigación, los elementos que acaban el movimiento.
Los típicos bloqueos son:
Primero, el sentido común. Como ideas dominantes “la tierra es el centro del universo”
Segundo, teorías anteriores exitosas como la del ímpetu que explica al movimiento
Tercero, filosofías tradicionales en el sentido en el que canoniza verdades anteriores y mantenerlas genera obstáculos epistemológicos.
La filosofía da respuesta a hechos concretos en momentos concretos, estos conceptos están producidos por la ciencia. Fuentes no filosóficas de problemas filosóficos, es decir, si la filosofía pierde sus fuentes no filosóficas pierde sentido y se vuelve un discurso vacío. Bachelard hace filosofía como reflexión del conocimiento científico. La ciencia como filosofía.
Tercero, Perfil Epistemológico
Cuarto, Acto Epistemológico

II. EL POSITIVISMO LÓGICO

El positivismo lógico es una escuela del empirismo lógico, a ella pertenecen los positivistas, los falseadores como Karl Popper y Ernst Mach.
A finales del siglo XIX, la filosofía de la ciencia alemana está regida por la corriente neo-kantiana hasta que aparecen la física cuántica y la teoría de la relatividad. El positivismo lógico es un trabajo colectivo, las ideas de un grupo de pensadores se fusionan para generar una tesis. De forma oficial el positivista lógico surge en 1924 y dura hasta 1932. El positivismo termina porque la mayoría de sus representantes emigran de Alemania y Austria a Estados Unidos. El fundador del positivismo el Schlick aunque su representante más destacados fueron: R Carnap, K Popper y G Hempel.
Existen dos escuelas positivistas básicas:
El círculo de Viena o Círculo de Schlick
La escuela empirista de Berlín que gira en torno a las ideas de Reichenbach
Las influencias filosóficas del positivismo fueron principalmente:
Ludwig Wittgenstein. Tractatus Logicus Philosphicus
Bertrand Russell. Principia Matemática
Schlick. Alumno de G. Frege
Para los positivistas, todo el conocimiento tiene que desprenderse de la metafísica a la que consideran como un sin sentido porque argumentan que las proposiciones de la metafísica no pueden ser verdaderas. El informe de la metafísica sobre el mundo es considerado para los positivistas como una forma de arte, es decir, describe poéticamente pero no tiene un valor cognoscitivo, es decir, no podemos conocer la realidad a través de ella.
Por el contrario, para los positivistas, el conocimiento del mundo debe de poder ofrecer un informe de manera empirista. Consideran que lo único que tiene sentido y significado son las proposiciones científicas que son capaces de ofrecer una relación con la realidad y tienen la condición de poder ser verificables. La verificación se logra por medio de niveles de “coherencia”. Por ejemplo, las proposiciones de la ciencia se verifican por medio de otras proposiciones del sistema. Es decir, la ciencia es un sistema de enunciados, proposiciones que se relacionan con otras proposiciones o enunciados. Para el positivismo un enunciado sí puede ser representado.
La base del positivismo lógico es el conocimiento “inductivo”, es decir, es el conocimiento que va de lo particular a lo general y produce leyes. El modelo positivista maneja la distinción entre la causa y el efecto, es decir, ciertos datos de la realidad pueden predecir ciertos acontecimientos.

III. Karl Popper

Para Karl Popper el método científico no existe. De acuerdo a él, una teoría de la verdad debe de contener una definición y un criterio que corresponde al filtro o al proceso sobre cómo doy cuenta de que algo es verdadero. Popper discute las ideas del positivismo lógico. De lo que Popper habla es principalmente de un procedimiento real de la ciencia a diferencia de un conocimiento teórico de ella. La ciencia es para Popper un objeto dinámico del cual el conocimiento humano es el problema que tendría que resolver.
Popper también considera importante poder hacer una contrastación empírica de las leyes, sin embargo, para Popper la verificación es imposible. Por el contrario, Popper cree que sólo podemos estar seguros de la falsedad de algo y no de su verdad, es decir, sólo en la falsedad hay certeza absoluta.
Karl Popper considera que tenemos dos elementos para el conocimiento: el primero, un lenguaje observacional que corresponde a los datos y, el segundo, un lenguaje teórico. El lenguaje observacional lo que proporciona son los datos y elementos empíricos que luego comprobamos en la teoría. Estos datos son comunes a todos los observadores, es decir, todos tenemos el mismo acceso a todos los datos. De manera que tenemos por un lado la parte empírica y, por otra contamos con la aparición de la teoría.

IV. Paul Feyerabend

Feyerabend escribe su autobiografía a la que titula “Matando el tiempo”, quizá este elemento humorístico es uno de los elementos distintivos del filósofo. El principio de la filosofía de Feyerabend es “Todo vale”, es decir, no existe algún conocimiento que carezca de utilidad. Su posición filosófica es conocida como “dadaísmo epistemológico” o “anarquismo epistemológico”. Feyerabend no es considerado un filósofo ni un científico por los ámbitos académicos. Su obra más importante es “Contra el método” . Partidario de Karl Popper, Feyerabend genera una teoría de la inconmesurabilidad. Su tesis principal es que en el fondo no hay método en la adquisición del conocimiento; por el contrario, el proceso del conocimiento es un proceso anárquico. Feyerabend aplica los principios del dadaísmo a la adquisición del conocimiento. Sus mejores aportaciones la hace en California entre 1960-1975.
La visión social del momento “hippie” influye directamente sobre las ideas de Feyerabend, para quien, entre más teorías fueran generadas, mayores posibilidades existirían de avance. Para él, la reducción a una teoría genera una uniformidad y por lo mismo individuos uniformes, es decir, gente que no cuestiona y gente que no produce crítica. De acuerdo con Feyerabend, la manera de generar conocimiento es mediante el choque de teorías, entre la afirmación de una teoría y la negación de otra se produce un movimiento de producción teórica.
Feyerabend es un defensor de la libertad y de la creatividad; su crítica es que la diferencia entre correcto e incorrecto impide el conocimiento. “Todo vale”, genera conocimiento aunque éste sea un conocimiento fracturado.


2.4 Los paradigmas en la ciencia

La teoría sobre los paradigmas en la ciencia fue postulada por el físico y filósofo estadounidense Thomas S. Kuhn (1922-1996). La relevancia de este pensador se debe a que, con su obra La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn dio un giro total a la concepción de la ciencia: ésta dejó de ser considerada un proceso lineal acumulativo y progresivo de conocimientos, para ser pensada como un proceso lleno de cortes, giros y crisis (“revoluciones”) con ciertos periodos calmos y productivos (“ciencia normal”).

Un paradigma es, básicamente, un modo de ver el mundo, una forma de hablar sobre él. Cada paradigma postula un cierto grupo de entidades de determinada clase, además de utilizar los conceptos antiguos con distintos significados o connotaciones. Un nuevo paradigma puede ser tan radical que reestructura el funcionamiento de su ciencia (física, biología, química…).

Básicamente, Kuhn propone que en las ciencias, hay ciertos periodos de crisis (revoluciones) que son la consecuencia de la detección de una anomalía en la teoría científica, así la anomalía desemboca en una competencia de paradigmas que intentan resolver el problema o error y que, con esto, están construyendo un nuevo paradigma.
La anomalía es de carácter científico y, que al menos en este caso, de la identificación depende la solución; esto es, es rotundamente necesario identificar algo como el foco del problema: es necesario poder señalar el error. De acuerdo con Kuhn, las personas que pueden hacer esto son científicos que conocen la ciencia normal: los problemas que deben atender y, especialmente sus reglas y normas de soluciones. En pocas palabras, son científicos que saben qué deben esperar cuando hacen tal o cual procedimiento, de este modo, cuando algo sale mal, ellos lo saben; pero únicamente el científico agudo podrá señalar precisamente en qué consiste el error.

Un punto importante es que la gestación de un paradigma no se da en un chasquido de dedos ni durante una noche en vela; es más bien, un proceso que puede tomar bastante tiempo antes de ser una propuesta que válidamente pueda ser llamada paradigma.
El paradigma nuevo, para que logre triunfar sobre las otras propuestas debe:
a) Resolver los mismos puntos que el paradigma anterior, y
b) Resolver la anomalía, y con esto, aportar nuevos conocimientos y procedimientos.

Kuhn explica el tipo de argumentos que puede tener el paradigma en su primera fase para reunir adeptos: habrá quienes se conviertan al paradigma por razones personales “de carácter poco científico”, pero también hay argumentos, que a pesar de no ser comprobables, pueden convencer a ciertos individuos, estos argumentos son, por ejemplo: que el nuevo paradigma (NP) resolverá los problemas que provocaron una crisis en el viejo; que el NP, al descubrir nuevos fenómenos, atiende a nuevos problemas, más interesantes y, “[...] argumentos que rara vez se hacen del todo explícitos, que apelan al sentido que tienen las personas de lo estético, de manera que se dice que la nueva teoría es “más atractiva”, “más adecuada” o “más simple” que la antigua.”[1].
Sin importar las razones de la adhesión, se considera que “[...] si un paradigma ha de triunfar, ha de conseguir unos primeros partidarios que lo desarrollen hasta el punto de que se puedan producir y multiplicar argumentos efectivos.”[2].

La ciencia normal, es el periodo calmo de la ciencia, cuando un paradigma consolidado ha sido instaurado y la comunidad científica se rige por él; es aquí cuando se realizan “avances científicos” y cuando se produce tecnología que apoya al sistema conceptual.

A grandes rasgos, vemos que el proceso científico consiste en: CIENCIA NORMAL- DETECCIÓN DE LA ANOMALÍA- CRISIS- COMPETENCIA DE PARADIGMAS- INSTAURACIÓN DEL PARADIGMA VENCEDOR- CIENCIA NORMAL…


2.5 Repercusiones del avance científico y tecnológico

La tecnología es comúnmente entendida como la aplicación de la ciencia a la vida diaria, pero debemos considerar el vínculo que tienen la práctica (tecnología) y la teoría (ciencia). Éstas forman un círculo, pues, gracias a la teoría científica, se crean aparatos que comprueban su certidumbre, pero al mismo tiempo, gracias a la tecnología se hacen nuevos descubrimientos que permiten que una ciencia progrese.
El círculo de progreso sucede dentro de un mismo paradigma, pues, a veces, alguna tecnología puede jugar en contra de su teoría sacando a la luz una anomalía que inicia una resestructuración de la ciencia.

El avance científico y tecnológico tienen un aspecto ético que no debemos dejar a un lado, realicen la actividad 3 y saquen conclusiones ustedes mismos.


Actividades:

1. Reflexiona:
¿Qué es lo que pedimos al hablar de conocimiento? ¿Cómo puedo afirmar que yo sé algo? Cuando hacemos tal afirmación otra persona podría pedirnos una justificación para mi saber ¿Cómo la darías?

2. Completa el siguiente diagrama:



CIENCIA NORMAL



___________

NUEVO PARADIGMA








________________________





3. Como ya sabemos, la tecnología no consiste solamente en artefactos que facilitan o mejoran nuestra vida:
Miren en grupo la película Gattaca (1997, dir. Andrew Niccol) y, posteriormente, realicen un debate sobre las consecuencias sociales (concentrándose en el aspecto ético, específicamente) que pueden tener los avances tecnológicos.
































UNIDAD III: CONTINUIDAD Y RUPTURA DE LOS PARADIGMAS EN EL ÁMBITO DE LAS CIENCIAS SOCIALES



Objetivos generales de la unidad:

Al finalizar esta unidad, el alumno será capaz de concebir otro tipo de verdad además de la objetividad y tendrá, con esto, un nuevo enfoque sobre el lenguaje.
El alumno comprenderá el estatuto de las ciencias sociales y podrá contrastarlo y compararlo, de modo crítico, con las ciencias exactas. Asimismo, comprenderá en qué consiste la idea positivista de una objetividad sin presupuestos y será capaz de criticarla.
El alumno será capaz de evaluar el lugar que tiene la fundamentación en el saber y, con esto, podrá buscar nuevos fundamentos para el conocimiento.
El alumno entenderá la vinculación que existe entre la ciencia y la filosofía.









3.1 El problema epistemológico en las ciencias sociales

Uno de los principales problemas al que se enfrentan las ciencias sociales es el descrédito de su estatuto epistemológico, es decir, ¿qué tan verdaderas son sus verdades?, ¿qué tanto tienen de cierto?.
Cuando las ciencias sociales se contrastan con las ciencias exactas o naturales, las primeras nos empiezan a parecer menos “científicas”, pues nos llegamos a preguntar ¿cómo comprobar las afirmaciones de la historia, de la antropología, de la sociología y de la filosofía misma?. Ante esto deberíamos preguntarnos ¿realmente cómo comprobamos las afirmaciones de cualquier ciencia o disciplina?, ¿las ciencias naturales nos ofrecen una evidencia tan cierta y patente que no podamos negar? A lo largo del curso hemos visto que la respuesta a esto es negativa.
El estatuto que les damos a unas y a otras es distinto, claro, pero esto no se debe a que unas sean más verdaderas, sino más bien se debe al contexto en el que insertamos a cada una y a lo que esperamos de ellas. Así, el conocimiento que esperamos adquirir de las ciencias sociales no es objetivo (en el sentido de que no esperamos que nos refiera a un objeto físico determinado).

Para comprender que las ciencias sociales no carecen de saber o de conocimiento, debemos comprender que que la epistemología no consiste en la fundamentación del conocimiento por medio de verdades infalibles (al estilo de la certeza que postula Descartes) que no toquen el mundo porque dado que el conocimiento es una práctica comunicativa, tener una fundamentación que no toque nada, no nos sirve, es algo absurdo: ¿para qué querría fundamentar el conocimiento si no puedo relacionarme con nadie?
La epistemología tampoco es una rama de la psicología que únicamente se puede valer de evidencia empírica porque el lenguaje no es puramente referencial, es metafórico, hay un excedente de sentido; el naturalismo, por ejemplo, le da demasiado peso a lo sensorial y no todo conocimiento está basado en esto. Además, a pesar de respetar la idea de que el conocimiento sólo tiene sentido al estar situado en cierto contexto, el naturalismo angosta este contexto a una particularidad total, para mostrar posibilidad necesitamos algo más general, necesitamos reglas que nos permitan identificar contextos particulares.


3.2 Autonomía de las ciencias sociales

Como vimos anteriormente, a pesar de que las ciencias sociales no cuentan con la afmada corroboración perceptual de la que se jactan las ciencias exactas, esto no significa que dejen de ser conocimiento.
Las ciencias sociales nos dejan aún más claro que el lenguaje es comunicación, es una interacción. Es metafórico y siempre tiene un excedente de sentido, el sentido es lo previo y nos refiere al modo en que usamos y ordenamos el mundo (por eso sólo podemos tener mundo si tenemos lenguaje). Es gracias a que contamos con una realidad que podemos afirmar conocimiento o pedir una justificación de una afirmación así y, también, es gracias a la articulación de nuestro lenguaje que podemos suponer ciertas pretensiones en nuestros interlocutores y saber qué debemos esperar de ellos, por ejemplo, una promesa.
Si aceptamos esta idea del lenguaje, tenemos que aceptar que el conocimiento es una práctica comunicativa donde entendemos propósitos y esperamos su cumplimiento. Una vez que accedemos a todo esto, lo que queda por saber es cómo funciona el conocimiento, es decir, qué clase de justificación nos tendría que dar un interlocutor que tiene pretensiones de validez.


3.3 La pretensión positivista de una ciencia privada de presupuestos

El positivismo lógico, como ya se comentó en la primera unidad, fue un movimiento filosófico que pretendía hablar del mundo con la mayor objetividad y fidelidad posible. Su concepción del lenguaje y de la verdad era correspondentista[3]. Debido a esto, podía esperar que la ciencia, y el conocimiento que derivara de ésta, no estuviera afectado por ningún prejuicio o presupuesto.
Sin embargo, esta teoría y esta esperanza por un conocimiento “puro y duro” del mundo fue descartado hace tiempo por la mayoría de los pensadores, incluso los científicos lo han hecho, pues uno de los postulados más importantes de la física cuántica consiste en que la mera observación de un fenómeno ya lo altera.
Por si esto fuera poco, si consideramos el lenguaje nos damos cuenta de que no éste no consiste en un código con el que “copiamos” o “calcamos” el mundo sino, más bien, es algo con lo que lo construimos.

Con el fin de ilustrar más acerca de este punto, a continuación presentamos la ponderación de algunas perspectivas sobre lo que se considera el conocimiento más directo, eficaz y certero que tenemos del mundo: la percepción:

A) Teoría de los datos sensoriales o representacionista de la mente:
El perceptor sólo es conciente del objeto mediante los datos sensoriales y sólo puede afirmarlo por medio de inferencias hechas a partir éstos. Los datos se nos dan directamente, los objetos no.

Objeciones:
El sentido común no hace una distinción entre informe (enlistar los datos) y juicio (hablar del objeto); el sujeto normal habla de objetos cuando le preguntamos qué es lo que percibe.
Hay intermediarios, por tanto no tenemos una relación directa con el mundo, tenemos o una representación o una inferencia.
Elaborar toda una teoría no es necesario para el sujeto normal: las distinciones entre cualidades primarias y secundarias enredan las cosas y no concuerdan con el sentido común y cuando se basa en la física puede resultar una teoría demasiado estrecha.

B) Intencionalismo:
Tenemos una relación directa con el mundo porque el objeto representado (mediante un objeto mental) está en el exterior y puede ser comprobado.

Objeciones:
Las nociones como “contenido intencional”, “objeto intencional”, “carácter fenoménico de la experiencia”, etc. no quedan totalmente claras.
Al igual que en el representacionismo, tengo objetos mentales, pero aquí tengo que buscar su correspondencia con el mundo, así, tengo un dualismo entre el contenido de mi experiencia y los objetos físicos, por lo que tengo que explicar cómo se vinculan.
Hace falta aclarar la distinción entre un caso verídico y una alucinación porque no queda claro cómo diferenciar cada uno ya que en ambos casos tengo el mismo objeto intencional.

C) Disyuntivismo:
Percibimos porque tenemos conceptos. Ya hay una carga epistémica en nuestras afirmaciones preceptuales porque sólo contamos con el lenguaje y tenemos que justificar lo que expresamos. Hay distintos modos de percibir (percepción ostensiva o directa y alucinación). La distinción de estos modos se encuentra en nuestros estados mentales, no en el objeto. Éstos son distintos psicológicamente, aunque parecen indistinguibles cada uno implica un compromiso distinto, hay estados que no se relacionan con objetos físicos.

Objeciones:
Hay que fijarse en la concepción de lenguaje: el lenguaje como constitutivo de la realidad, como comunicación, como interacción y como lo que nos permite tener un mundo, hablar de conocimiento y pedir justificaciones por nuestras afirmaciones. Si no se acepta esta noción de lenguaje, se le puede criticar la excesiva importancia que se le otorga a los conceptos.


3.4 Búsqueda de nuevos fundamentos del pensar/conocer

Objetivo particular: El alumno tendrá el bosquejo de una visión crítica sobre el estatuto del conocimiento, con el fin de que él mismo pueda ahondar en las nociones de “fundamento”, “pensamiento” y “conocimiento”, y así comprender en dónde podría radicar la novedad de éstos.

1. Ciencia y filosofía.

“Si una pregunta puede siquiera formularse, también puede responderse.”

Ludwig Wittgenstein.


Siempre damos por sentado que la ciencia suele preguntar por el “cómo” y, la filosofía por el “qué”; lo primero nos lo repiten en todas las introducciones de libros de texto científicos y, lo segundo en todos los manuales de filosofía y clases introductorias (gracias, Sócrates). Ahora, deberíamos preguntarnos si eso es cierto, si todo científico pretende entender cómo funciona “x” y todo filósofo pretende comprender qué es “x” -los dos sabios, en teoría, se preguntan sobre el mismo objeto: el mundo-.
Delimitar cada campo por el tipo de preguntas que hace puede ser engañoso, los científicos también tratan de contestar “qué es x” y los filósofos también tratan de decir “cómo funciona x”. Incluso preguntas como “dónde” y “cuándo”, que en un principio parecerían propias de las humanidades, son utilizadas por los científicos en su búsqueda por la regularidad o por las “condiciones ideales” para que un fenómeno se dé.
Delimitarlos por su objeto de estudio tampoco es viable (lo siento, Aristóteles), pues, a pesar de que antes la línea divisoria entre física y metafísica podía parecer más clara, el objeto de la ciencia actual no parece cercano a nuestros ideales empiristas; las teorías que buscan la Respuesta tratando de explicar el mundo basándose en un cúmulo de energía, en un solo principio, son algo bastante lejano a la idea clásica de experiencia directa y verificable que en algún momento caracterizó a la ciencia: ¿Cuál es la diferencia entre esa explicación última de la realidad y Dios o, incluso la voluntad schopenhaueriana?

Las respuestas que dan ambos, tampoco nos ayuda a distinguir cada campo, aún cuando las matemáticas se ganen el respeto de muchos, no podemos olvidar que muchos de los metafísicos más importantes del siglo XVII eran matemáticos y que explicaban sus teorías con éstas o incluso sus teorías provocaban avances matemáticos.
Y, aún dejando esto de lado, no debemos obviar que una respuesta siempre se ve afectada por su pregunta, si no es que está totalmente determinada por ella: forzamos las cosas para que encajen unas con otras, para que sean parte de un sistema.
Si la verdad de las respuestas que ambos campos dan fueran tan absolutas como ellos presumen, no tendría porqué haber avance científico ni cambios de teorías filosóficas, si el objeto de la ciencia fuera inmediato e inmutable, sus respuestas no tendrían que estar mediadas por lo social ni tendrían que cambiar... Si la filosofía supiera lo que busca, ya lo habría encontrado.
Lo que, al final, parece determinar qué es cada campo, es el peso que le damos a cada uno.

2. La creencia en el saber.

“Y así se aferran a las leyes de la naturaleza como a algo intocable, al igual que los antiguos a Dios y al destino. Y ambos tienen razón y no la tienen.”

Ludwig Wittgenstein.


La ciencia y la filosofía son lo mismo que la religión, son sistemas de creencias que funcionan por la autoridad que cada persona o grupo de personas le concedan; los sabios son quienes tienen el poder: el científico, el filósofo y el sacerdote. Ellos hablan y nosotros, grupo de fieles, escuchamos, admiramos y aprendemos; el grupo de fieles cree en su guía, cree que él tiene un acceso privilegiado a las respuestas, que él tiene la verdad. Y, siempre habrá un pequeño grupo de hombres que lleven su fanatismo al grado de pensar que si se mantienen lo suficientemente cerca, pueden llegar a ser ellos mismos, un guía.
Tanto en la filosofía como en la ciencia, el aprendiz de brujo seguirá el método de su maestro, con respeto y diligencia, hasta que en algún punto, el método falle y no le de acceso a las repuestas. Para ese entonces, el discípulo ya tendrá un cargo más o menos alto y un grupo de personas dispuestos a escucharle (ya es científico o filósofo, aunque aún no sea un sabio reconocido a gran escala), ahora ya puede cometer parricidio y mostrarle a su antiguo maestro cómo se hacen las cosas; se ha convertido en un nuevo profeta del pueblo, que con las relaciones adecuadas, paciencia y, aprovechando la difusión que le puede brindar el imperio romano, logrará esparcir su modelo, su nuevo sistema... hasta que llegue un nuevo discípulo[4].

La pregunta adecuada, entonces, es “quién”: quién habla y cómo usa el lenguaje. Sea un científico, un filósofo, un profeta o, una histérica, su forma de usar el lenguaje es lo que nos permite ponerles un nombre, respetarlos y escucharlos o, llamarlos “locos”, “enfermos”, “dogmáticos” o, “tontos”. Tal y como Kant encontraba la diferencia entre conocimiento y moral, ahí donde Nietzsche encontraba el poder, ahí donde Freud encontraba la falla de un paciente, ahí, en el lenguaje, es donde residen la pregunta y la respuesta... nos lo tenía que decir un huevo: “La pregunta es quién es el amo”[5].
El que la respuesta resida en el lenguaje, no significa que el análisis sintáctico o semántico de un enunciado nos de la respuesta, como creyeron algunos; se trata más bien, de lo que logramos con las palabras, lo que conseguimos que otros hagan: seducimos, dominamos, enfermamos, convencemos... Las cosas no tienen valor en sí mismas ni el lenguaje lo tiene per se, nosotros le asignamos valores a las cosas por medio del uso que hacemos del lenguaje, así que, en todo caso, deberíamos enfocarnos en el análisis pragmático del lenguaje.
Freud “develó” el peso que el lenguaje tiene sobre nosotros al mostrar que nadie “habla por hablar” y que las palabras son lo único que tenemos, para bien o para mal. Wittgenstein hace lo mismo al decirnos que conocemos las reglas de un lenguaje cuando sabemos usarlo. El amo, es aquel que sabe usar el lenguaje. El científico y el filósofo son exitosos porque se ganan nuestra credibilidad, son amos porque saben hacer cosas con las palabras.


3.5 Vinculación entre la ciencia y la filosofía

“La ciencia debe acumular hechos y nexos funcionales de hechos en la mayor cantidad posible. El ordenamiento debe ser claro y evidente a fin de que las industrias aisladas puedan hallar sin tardanza la mercancía intelectual deseada. La recolección misma se produce en gran medida teniendo en cuenta órdenes industriales precisas.
La filosofía oficial sirve a la ciencia debe contribuir al mejoramiento de los métodos de producción, a racionalizar la acumulación de conocimientos, a evitar el derroche de energía intelectual. También ella tiene un puesto en la división del trabajo. Las pocas ruinas filosóficas que llaman a la adoración medieval de Dios y a la intuición de esencias eternas son toleradas en las universidades laicas precisamente por ser tan raccionarias.
En contraste con sus administradores, la filosofía designa el pensamiento que no capitula frente a la división del trabajo vigente y no se deja prescribir por éstas sus propias tareas. Lo existente nos obliga a los hombres sólo mediante la violencia física y los intereses materiales, sino también con la superpotencia de la sugestión. La filosofía no es síntesis, base o coronamiento de la ciencia, sino empeño en resistir a la sugestión, la decisión a favor de la libertad intelectual y real.”
T. Adorno, M. Horkheimer. Dialéctica de la ilustración

Despojada de su posición de saber absoluto, la filosofía tambalea entre la necesidad de seguir existiendo o de exinguirse. Ese parece ser el diagnóstico que desde hace dos siglos se ha venido trazando para ella. ¿Cuál es o ha sido entonces la necesidad de seguir teniendo en las librerías y en las bibliotecas estantes de filosofía?, si, como afirma el marxismo, la filosofía no ha logrado transformar al mundo. ¿Por qué la filosofía tiene que seguir buscando las posibilidades de un conocimiento equiparable al que ofrecen los científicos: metódico, objetivo, científico? Cuando la mirada de la filosofía es múltiple, como lo es la realidad hacia la cual se dirige y configura al mismo tiempo. Es decir, no encuentra ni determina un único objeto de estudio. Aún cuando históricamente se ha situado en el centro de lo real con la pretensión de un saber y un decir absolutos, siempre llega la hora de la crisis, de la revolución, del choque de fuerzas que la desplazan y le permiten continuar con su movimiento.
El filosofar no se determina por un acto tiránico de posesión, de sujeción y dominio, el cual fijaría al objeto y a la filosofía misma. Que la filosofía se concentrara como lo hace la ciencia en un solo objeto sería eliminarla.
La pregunta por las posibilidades o las distinciones entre la filosofía y la ciencia o la filosofía como ciencia se remonta al nacimiento mismo del quehacer filosófico. Ya los griegos establecen una distinción entre tres tipos distintos de saberes: la teoría, la praxis y la episteme. En esta primer batalla, la filosofía se ve ligada por un lado a la ciencia, entendida como el cosmos, es decir, la física pensada como la naturaleza y; por otro lado, se ve ligada a las prácticas de vida cotidiana. El filosofar nace en un contexto social y busca mediante el refinamiento del conocimiento volver a él. Los lazos pues entre la filosofía y la ciencia duran hasta que la verdad y el conocimiento mantienen una estrecha relación; sin embargo, en 1543, aparecen las Revoluciones de los orbes celestes de Nicolás Copérnico y con ello deviene el primer quiebre del mundo medieval. A lo largo del período en que el estatismo del mundo imperó, la filosofía se mantuvo anclada a la producción del saber. Sin embargo, con el nacimiento de la modernidad éste deja de ser su rumbo claro. Es entonces cuando se abre un abismo entre la práctica teórico-reflexiva y la práctica experimental. Encerrados en el marco de una conciencia y escindidos de su mundo nacen Descartes, Berkeley, Leibniz o Locke; para todos ellos no existe mayor comprobación que la que me pueda ofrecer los datos de mi conciencia o los datos que me proporcionan los sentidos.
Parece, sin embargo, que la aparición de Hume ofrece nuevas posibilidades al quehacer filosófico. Sin embargo, el problema de la experiencia parece no haber satisfecho a Immanuel Kant de quien el siglo XVIII se ha ocupado y cuyas filosofías parecen ser una respuesta constante a él. De acuerdo con Kant, el problema es que la metafísica ha estado fundamentada en un error que ha sido la supuesta creencia de un fundamento con el que no ha contado. Todas las ciencias han progresado y a diferencia, la metafísica tiene que volver constantemente sobre el mismo problema a causa de la ambigüedad de su origen. Kant se propone replantear a la metafísica y ofrecerle un argumento seguro que le permita el progreso. Kant no duda que la metafísica sea una ciencia pero si ésta pretende tener validez necesita justificar su necesidad así como ofrecer argumentos objetivos, lo que sí pone en duda es aceptar que antes de su intento se pueda decir que la metafísica es una ciencia. A pesar de que la metafísica parece ser el saber universal no ha alcanzo validez universal y su sostén ha sido efímero y se ha sostenido básicamente sobre las antiguas opiniones de otros pensadores y no sobre los argumentos.
Para Kant, la experiencia no procede de sí misma sino que debe ser el resultado de una producción del sujeto. Kant piensa que “yo” soy para mí mismo un objeto y que aquellos objetos exteriores al “yo” son consecuencia del “yo” mismo que los representa bajo las formas de espacio y tiempo donde de nuevo el sujeto ofrece a estas representaciones un sentido interno o externo. Y es aquí donde para Kant sucede la revolución copernicana, es decir, que las representaciones no tienen una forma de causalidad externa sino que los objetos que las causan se regulan sobre nuestras propias representaciones. A partir de esta concepción se entiende por qué para Kant la experiencia coincide con la propia construcción que el sujeto ejecuta sobre sí mismo, es decir, el sujeto se pone como un yo empírico determinado frente a los datos de la conciencia o bien frente a cualquier afección empírica.
















Actividades:

1. Responde a las siguientes preguntas:
- ¿Existe realmente un problema epistemológico con las ciencias sociales? Sí, no ¿Por qué?
- ¿Cómo defenderías el saber que proporcionan las ciencias sociales?
- ¿Existe un tipo de conocimiento puramente objetivo y carente de presupuestos? Sí, no ¿por qué?

2. Elabora un breve ensayo donde defiendas algo. Puedes elegir cualquier tema y cualquier clase de argumento, tu tarea es convencer a los demás. Formen equipos y leelo ante tus compañeros, si alguno se opone a tu postura, debatan y ¡que gane el mejor!

3. Reflexiona: ¿en qué se parecen la ciencia y la filosofía?, ¿en qué se distinguen?
[1] Kuhn, Thomas S. La estructura de las revoluciones científicas. Tr. Carlos Solís Santos. 3ª ed. Madrid: FCE, 2006. p.275.
[2] Ibíd. p.279.
[3] Supra, punto 1.4 Teorías de la verdad.
[4] Este movimiento se ve claramente en filosofía, de autor a autor: Platón-Aristóteles, Hume-Kant, Schopenhauer-Nietzsche, Russell-Wittgenstein...
[5] cfr. Lewis Carroll , Alicia en el país de las maravillas.